Forzada a comer polla y a follar a cuatro patas. Estaba intentando dormir la siesta cuando empiezo a escuchar la música a toda ostia que retumbaba desde el comedor. Era la zorra de mi parienta que se había puesto a hacer gimnasia. Tuve que salir a darle un toque y la muy perra se me pone gallita, así que decidí obligarla a chuparme la polla y después la puse a cuatro patas para acabar corriéndome en su cara.

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